Sexo, sexualidad e intimidad después del trauma

Pregunta

Experimenté un trauma sexual en la infancia (abuso oral) y ahora tengo vaginismo que me causa dolor durante las relaciones sexuales, a pesar de que el abuso no implicó penetración vaginal. Esto ha causado algunos problemas en mi relación, ya que queremos tener hijos algún día, pero no puedo soportar el sexo vaginal. Los ejercicios del suelo pélvico y los dilatadores me han proporcionado una ayuda mínima. ¿Por qué podría tener vaginismo dada la naturaleza de mi trauma y cómo puedo controlar sus efectos?

Respuesta

Gracias por compartir tu experiencia con nosotros. Apreciamos que te hayas puesto en contacto con nosotros y queremos reconocer el progreso que ya has logrado: es un gran logro. Tu pregunta aborda problemas que enfrentan muchos sobrevivientes pero que a menudo les cuesta compartir con los profesionales, por lo que agradecemos tu vulnerabilidad y la confianza que depositaste en nosotros.

En primer lugar, es fundamental comprender que las respuestas al trauma, incluido el vaginismo, pueden manifestarse de formas complejas que no siempre están directamente relacionadas con el tipo específico de abuso experimentado. El vaginismo es una afección caracterizada por espasmos musculares involuntarios en el suelo pélvico que pueden dificultar o imposibilitar la penetración vaginal. Si bien a menudo se asocia con un trauma sexual que implica penetración vaginal, tu experiencia demuestra que este no siempre es el caso.

La conexión mente-cuerpo en las respuestas al trauma es intrincada. Tu cuerpo puede estar respondiendo de manera protectora a las situaciones íntimas en general, no solo a la forma exacta de abuso que experimentaste. Esta respuesta protectora puede extenderse a varios aspectos de la intimidad física y emocional, lo que explica por qué podrías estar experimentando vaginismo a pesar de que tu trauma no haya involucrado penetración vaginal.

El tratamiento del vaginismo suele requerir un enfoque multifacético y parece que ya has probado algunas de estas estrategias. Si bien el cuerpo de cada persona es diferente, aquí tienes un menú de opciones que puedes considerar:

1. Ayuda profesional: si aún no lo ha hecho, considere trabajar con un fisioterapeuta especializado en el suelo pélvico y un terapeuta sexual especializado en traumas sexuales. Pueden ofrecer tratamientos personalizados y estrategias de afrontamiento que aborden tanto los aspectos físicos como emocionales del vaginismo.

2. Comunicación abierta: continúe teniendo conversaciones abiertas y honestas con su pareja sobre sus experiencias, sentimientos y necesidades. Esto puede ayudar a mantener la intimidad y la comprensión en su relación, especialmente mientras enfrenta los desafíos de la planificación familiar.

3. Explora la intimidad sin penetración: hay muchas maneras de tener intimidad y expresar amor que no implican la penetración. Esto puede ayudar a mantener la conexión mientras se trabaja en la sanación.

4. Técnicas de atención plena y relajación: pueden ayudar a reducir la ansiedad y la tensión asociadas con la intimidad. Su terapeuta puede guiarlo a través de ejercicios específicos adaptados a sus necesidades.

5. Enfoque a un ritmo determinado: si bien mencionaste que los ejercicios del suelo pélvico y los dilatadores te han brindado una ayuda mínima hasta ahora, vale la pena señalar que estas técnicas a menudo requieren tiempo y práctica constante para mostrar resultados. Trabaja con tus proveedores de atención médica para establecer un enfoque a un ritmo determinado que te resulte cómodo.

6. Opciones alternativas de planificación familiar: Si desea tener hijos, puede resultar útil hablar con su pareja y con sus proveedores de atención médica sobre opciones como la FIV o la gestación subrogada. Estas alternativas pueden permitirle formar su familia mientras continúa trabajando en su proceso de recuperación.

Además, existen algunos métodos caseros para intentar la concepción sin penetración vaginal, aunque su eficacia puede variar. Entre ellos se encuentran la inseminación intravaginal (IVI) con una jeringa estéril o un capuchón cervical y los kits de inseminación caseros. Estos métodos pueden ser menos invasivos, pero aun así requieren una sincronización cuidadosa con la ovulación. Consulte con un proveedor de atención médica antes de intentar cualquiera de estas opciones para garantizar la seguridad y mejorar las posibilidades de éxito. Pueden brindarle orientación sobre las técnicas adecuadas, el momento adecuado y los posibles riesgos o consideraciones específicas para su situación.

Para otras personas que lean esto y que puedan estar experimentando problemas similares, es importante recordar que el vaginismo y otros problemas de intimidad después de un trauma sexual no son poco comunes. Si estás luchando con estos problemas, te recomendamos que busques ayuda profesional de especialistas con conocimientos sobre traumas. Ten paciencia contigo misma; la curación no es lineal. Comunícate abiertamente con tu(s) pareja(s) sobre tus necesidades y límites, y recuerda que tus experiencias y sentimientos son válidos.

Si bien el camino hacia la recuperación puede ser complicado, muchas sobrevivientes han encontrado formas de controlar el vaginismo. Con el apoyo y los recursos adecuados, la curación es posible. Gracias por comunicarse con nosotros y, si bien no pudimos brindarle una solución concreta, esperamos que esto le brinde más herramientas para intentar superar esta situación. No está sola.

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